En nuestro gran paseo caminando por diferentes puntos de la ciudad, nos encontramos con esta maravillosa basílica. Me sorprendió ver que no es muy concurrida; sin embargo, su construcción data del siglo XIX hasta 1847 y fue para los feligreses de origen irlandés. Lo que me impresionó y llamó mucho mi atención fue su campanario que se conforma de 10 campanas y que suenan armónicamente durante el día –de hecho, esa fue la causa por la que hizo que buscara esta basílica que no estaba programa en nuestro plan de viaje–.
Una vez que entras también me impresionaron los acabados en madera que hay por todo el interior, empezando por la cúpula que es espléndida, las bancas también son de madera y tienen un acabado en cada punta que al momento te invita a sentarte y el órgano que es magistral. Una vez que entras al llegar casi al altar, mejor dicho, a los tres altares te encontrarás con un candil como de 800 kg que te cautivará y obviamente podrás disfrutas de sus columnas que te deslumbrarán con su acabado también en madera pero con mármol, una combinación exquisita. Date la oportunidad de conocerla, es una muy buena opción!