Karina Vilchis
22 diciembre, 2020
Es Patrimonio Mundial de la UNESCO y su construcción data de 1647, fue bombardeada durante las batallas de Quebec en 1759 y restaurada entre 1766 y 1771. Posteriormente, en 1843 fue reconstruida su fachada para que tuviera una semejanza con una iglesia parisina, hecho que permitió disfrutar de un estilo neoclásico y en 1874 fue elevada de rango como basílica.
Sin embargo, en 1922 fue arrasada por un incendio por lo que tuvo que ser restaurada nuevamente dando pie a la fachada que actualmente se le conoce. Y por último, en 1956 fue proclamada Primitiva Catedral de Quebec. Esto quiere decir, que es catedral porque es la iglesia del obispo de Quebec, pero también es basílica porque es un recinto importante dentro del catolicismo y un lugar de peregrinación y; también tiene el título de iglesia primitiva, porque es la iglesia madre de la primera diócesis católica de Canadá!
Tuvimos la fortuna de poder entrar y estaba vacía, por lo que pudimos disfrutarla plenamente. Su arquitectura llama mucho la atención y la paz y serenidad que recibes es totalmente plena y llena de paz. Algo que también me gustó mucho es que tiene velas de cera –que no son eléctricas como en Europa– (Léase Post La Catedral de Notre Dame en París, Francia), (Léase Post Catedral de la Almudena… la iglesia más importante de Madrid) y (Léase Post Catedral de la Santa Cruz y Santa Eulalia de Barcelona), sí hay cera y tienes la opción de prender una veladora por la plegaria que pidas y no hay necesidad de poner la moneda para que se prenda la vela… Eso me encantó! Al final del día, si eres creyente o católico lo que más disfrutas es poder prender una veladora y que tener el aroma de la cera. Realmente disfrutarás este recinto aparte de su historia, el lugar es esplendoroso y magistral!
