Encaramado en la punta de una colina con vistas al casco antiguo, a la plaza principal y su vista es a 360° de todo el valle, o sea, el templo está perfectamente construido para tener esta vista espectacular.
La subida a la cumbre es por escaleras bastante empinadas y en ocasiones sientes que la respiración te hace falta una por lo empinado y dos, por la altura del lugar.
Cuenta con una Sala de Oración Budista, rodeada de frescos colores brillantes, con muchas pancartas también de colores y un conjunto de banderas de oración también de colores. Las ofrendas –como en todo China– son desde frutas, alimentos que te dan en los aviones y dinero.
Previo a la entrada de esta Sala de Oración hay un saloncito de cada lado también con figuras representativas para que dejes tu incienso y puedas orar.