Al caer la noche, en una de sus callejuelas de la avenida principal se encuentra el curioso Mercado Nocturno Wangfujing, mejor conocido como “Snack Street” que por cierto se convierte en un hervidero de gente, y donde su principal atractivo son los manjares más exóticos que te puedas imaginar; desde sus sabrosas brochetas de variados sabores como estrellas y caballitos de mar, serpientes, arañas, escorpiones insectos fritos, o cucarachas son algunos de los ingredientes más peculiares que se pueden degustar principalmente por el turismo occidental. A esto le sumas todos sus carteles o billboard publicitarios con luces de neón, se convierte en un espectáculo muy auténtico y natural.
Estos exóticos aperitivos no son tan comunes en la comida oriental como pretenden hacernos creer (al igual que el perro, que por cierto; comentario a pie, no hay perros en China, donde si me tocó ver fue en Shangri-La: Lease Shangri-La, la China Tibetana), aunque componen un indudable atractivo turístico y gran parte de los visitantes acaban degustando una araña o un escorpión o cualquier otro bicho de los ya hablados.
Después de recorrer todos estos puestos con su vendimia exótica, en otro callejón adjunto a la calle principal al final del mismo, hay un teatro al aire libre, donde hay un monólogo del famoso “Teatro de Pekín”, que si previo a este recorrido, ya fuiste al teatro Pekín, entenderás mucho esta actuación sin tener el subtitulaje. Es esplendido verlo a mitad de calle entre tanta gente y con su música y canto que envuelve el ambiente.