Karina Vilchis
27 julio, 2021
Una de las características principales de este santuario es básicamente porque dentro de sus 4 kilómetros de caminos que hay en todo el recinto te encontrarás con más de 10,000 toriis. Los Torii básicamente son arcos o puertas sagradas dentro de la tradición sintoísta que dan paso a otro estado de consciencia, porque marcan el cambio en el estado espiritual de las personas que las atraviesan y obviamente representan el paso o frontera entre lo profano y lo sagrado; motivo por el que se construyen a los pies de los templos japoneses.
Pues bien, la peculiaridad de este santuario es que cuenta con miles de toriis que básicamente han sido donados por los comerciantes del lugar, por particulares y/o empresas y esto se debe a que Inari es la Diosa del Arroz y por ende es el patrón de todos los comerciantes y se decía que si tenías una buena cosecha de arroz era sinónimo de abundancia, de prosperidad. Este santuario fue construido en el siglo VIII en el Periodo Edo (1603 – 1867) y lo interesante aparte de sus miles de puertas –algunas pertenecen a este periodo– es que la mayoría serpentean gracias a su color rojo o naranja y que van subiendo la montaña Inari. Actualmente, la donación de toriis ha sido tan amplia que se dice que el santuario cuenta con más de 10,000 toriis; inclusive, son tantas las que hay que inclusive te encontrarás con un pasadizo techado. De hecho, todas las torii cuentan con el nombre de la familia que la está donando o el nombre de los negocios para que la prosperidad continúe en cada familia. Por lo grande y majestuoso del lugar te mencionaré algunos puntos específicos que no debes perderte en este recorrido:
Kitsune… estatuas de zorro blanco
Se dice que los mensajeros de la Diosa Inari eran unos zorros de color blanco llamados “Kitsune”, por lo que no te sorprenda ver la presencia de estos zorros blancos en estatuas repartidas por todo el santuario. Se dice –de acuerdo a la mitología japonesa– que les encantaba comer “aburaage” (tofu frito); por lo que también te sorprenderás al ver que de camino al santuario te encontrarás con este peculiar alimento en los restaurantes cercanos. Inclusive lo encontrarás como “inari sushi”. Lo importante es ver que estos zorros son pieza fundamental del santuario.
Puerta Romon
Esta puerta es la que da la bienvenida al santuario porque es la primera puerta por la que ingresarás al santuario. Esta puerta data de 1589 y fue donada por Toyotomi Hideyoshi quien fuera regente de Japón en el periodo Sengoku, cuando le pidió a la deidad de Inari la curación de su madre de una enfermedad grave por lo que su deseo fue concedido e hizo esta donación junto con 10,000 sacos de arroz.
Salón Principal Honden
En este salón están consagradas las 5 deidades del Monte Inari. Es un atractivo visual debido a que es un salón muy amplio y sus decoraciones son muy coloridas y llaman mucho la atención; hay unos colgantes de oro konpukurin en el techo y las decoraciones de metal tarukibana y a los travesaños del techo kaerumata. Es importante mencionar que este salón como el santuario en sí, fue reconstruido a las generaciones donaciones de pueblo, debido a que fueron presa de las llamas en 1468.
Las mil puertas o Senbon Torii
Después de haber recorrido el salón principal y los edificios cercanos, aquí inicia el verdadero recorrido de las mil puertas, más bien el ascenso, donde podrás entrar a este sendero rojizo que es una maravilla caminarlo, aparte de ser espectacular y por qué no, también cansado porque el recorrido es largo.
Intersección Yotsu-tushi
Este lugar me encantó porque es como descansar un poco de las mil puertas y tener una vista totalmente diferente. Aquí podrás disfrutar de las puertas a lo lejos y enamorarte del rojizo bermellón al verlas de fondo; y del otro lado, con vistas preciosas del santuario; y por el otro lado del mirador Kojin-mine donde podrás admirar la ciudad de Kioto y por supuesto del Monte Inari.
Tablillas de madera o amuletos de tela
Como en todos los santuarios te encontrarás con el típico salón donde venden los clásicos amuletos de tela omamori o tablillas de madera ema, que ahí mismo puedes colgar como se acostumbra en todos los santuarios; aunque también aquí encontrarás papelillos de la suerte omikuji, amuletos con la forma del institucional zorro de este santuario, entre otro tipo de amuletos. Obviamente, lo que compres, de acuerdo a la tradición japonesa deberás colgarlos ahí mismo. Es importante mencionar que lo contrario a nosotros, en Japón su tradición indica dejar el amuleto y cada año se renuevan y se entregan en los santuarios para que sean quemados en una pira y así nos desprendemos de todo lo negativo. Interesante verdad?
Algo que llamó nuestra atención fue ver que también aquí encontrarás al salir del santuario, puestos de comida, obviamente con platillos típicos japoneses, desde el clásico fideo frito, el pescado o cualquier otro deleite para el paladar. Y créeme, después de un recorrido por 4 kilómetros hambre si tendrás y por supuesto, querrás degustar de un buen antojito japonés.
Hacer este recorrido de caminos con toriis te llevará todo el día pero será una gran experiencia y un placer hacerlo. Es un paseo muy cansado pero vale la pena recorrerlo. El cruzar el santuario entre este serpenteo es una excelente opción y el ir subiendo el Monte Inari no lo sentirás, cuando vas bajando te darás cuenta de todo lo que caminaste y posiblemente el cansancio aparecerá pero la experiencia será tan grata y satisfactoria que te enamorarás de este lugar.
